viernes, 24 de septiembre de 2010

LA MISTERIOSA DAMA III

 Al día siguiente me encontraba mucho mejor. Pero a pesar de eso..."No puedo creer que todo haya sido un sueño. Era demasiado real. La dama del cuadro parecía ser la misma dama misteriosa de la playa. Tengo que volver a verla. El retrato era tan realista...la cama estaba aún caliente". Estos pensamientos se repetían una y otra vez. Una gran ansiedad se apoderó de mí. Aproveché que Eliseo no estaba para levantarme. Al hacerlo me mareé. Aún me dolía un poco la cabeza. Cojí una caja que guardaba al fondo del armario de mi dormitorio. Desaté la cuerda con que estaba atada y saqué un fajo de fotos. Busqué la que necesitaba. Mi mente no podía encontrar una explicación. Esa foto fue tomada hace dos años. No podía ser que parte se hubiera borrado. Era todo tan extraño. Yo juraría que en la fotografía salía la señora con su sombrilla. ¿Sería todo fruto de mi mente? Llevé la foto al baño y la sumerjí en agua tibia. Tal vez el revelado no había fijado bien, tal vez, no se aclaró y los restos de revelador borraron la imagen. Al mojarla se veía como una sombra alargada en un lateral. De fondo el mar. Puse a secar la la foto.  Y me vestí.


Al entrar en el palacio tuve la sensación de que entraba en una cámara frigorífica. Una luz blanquecina se filtraba por los ventanales. Abroché la cremallera de mi cazadora y me dispuse a bajar las escaleras que conducían al primer sótano. Con la linterna encendida me dirigí hacia la puerta. Empujé pero ni se movió. Alguien había cerrado con llave, la busqué pero no encontré nada. Volví a subir a la primera planta. En un mueble adosado a la pared había un juego de llaves. Pensé que tal vez alguna valdría. Me dirigí al sótano, pero algo me detuvo. Oí un ruido al otro lado del pasillo. Parecía provenir de detrás de la puerta de la sala principal. Entré pero no ví nada. Me volví para salir y de nuevo oí el ruido, esta vez más claramente. Parecía el llanto de una mujer...me dejé guiar por mi fino oído. El llanto parecía venir de detrás de una puerta al fondo. Al intentar abrir comprobé que estaba cerrada. Probé con el manojo de llaves y voilé... conseguí abrirla. La empujé suavemente, a pesar de ello chirrió un poco. Al hacerlo el llanto de la mujer dejó de oirse. Terminé de abrir y me encontré en otro dormitorio similar exactamente igual al del sótano. Mi primer impulso fue ir a tocar y comprobé que esta también estaba caliente. El cuadro que colgaba frente el dosel era idéntico. La misma dama. Pero había algo distinto. Mientras que en la de la estancia del sótano se apreciaba una belleza inmaculada, en este el rostro aparecía con un toque de tristeza. Una lágrima caía del ojo izquierdo. Parecía tan real. La toqué y mi dedo se mojó. Me lo llevé al olfato y comprobé que olía a una fragancia embriagadora

1 comentario:

Vaquero Jack dijo...

Guau!!! Estos relatos tuyos se estan convirtiendo en toda una novela.

Te mando un abrazo,
VJ